El pádel, como también ocurre con el tenis, es un deporte donde nuestro estado de ánimo y mentalidad influye enormente en el juego. Cualquier situación nos puede despistar y cambiar la evolución del partido.
Los aficionados al pádel, como buenos deportistas, somos competitivos por naturaleza y no nos gusta perder ni al parchís. Pero, desgraciadamente en muy pocas ocasiones no se puede ganar el partido 🙂 y acabamos recurriendo a las típicas excusas del mal perdedor.
A continuación te contamos las excusas más recurrentes tras perder un partido de pádel.
- El compañero
Nuestro compañero es el presunto culpable más habitual cuando perdemos un partido. Da igual que el compañero haya estado más o menos acertado, si hemos perdido, seguro que es la excusa más fácil. En esas circunstancias: «mi compañero no ha tenido un buen día», «me quitaba todos los tiros», «no subía a la red»…
Realidad: todos podemos tener un mal día. Un error común es gesticular y soltar comentarios negativos cuando falla nuestro compañero. Contrólate! es un gesto muy feo, todos fallamos.
- La pista
La pista ya puede presentar un estado adecuado, que en caso de derrota, cualquier elemento será diana de nuestras excusas. Ya sea el exceso o carencia de arena o la altura libre de la pista son nuestro motivos elegidos para excursarnos: «la pista no está en condiciones», «yo soy más de muro/cristal», «la falta de iluminación», «la altura del techo limita mis globos», «poca arena», «los focos me deslumbran»…
Realidad: la pista y su estado es el mismo para los cuatro jugadores. Ponte la pilas!
- Las pelotas
Cuando ganamos las pelotas son las mejores, nuestra preferidas, botan lo suficiente y el rebote siempre juega a nuestro favor. Pero esto cambia radicamente cuando el partido se pone cuesta arriba. A partir de ese momento: «las bolas no botan», «están nuevas y botan demasiado» o simplemente no son nuestra marca de referencia.
Realidad: las pelotas son las mismas que al inicio del partido. Sino te gustaban, pon tus pelotas en juego!
- La pala
La extensión de nuestro brazo, nuestra fiel compañera de batallas padeleras puede convertirse en nuestro peor enemigo: «la pala es nueva», «con esta pala es imposible controlar», «le falta potencia»… Toda una retaila de excusas que supuestamente nos libran de toda responsabilidad en caso de perder.
Realidad: como excusa te puede valer durante un par de partidos hasta que te acostumbras a la nueva pala. Recuerda es tu pala y tu la habrás elegido, así que sé consecuente.
- El entorno
«Me refleja el Sol», «con este viento no se puede jugar»… Son todo un clásico en el mundillo y el comodín de las excusas perfecto cuando jugamos en el exterior.
Realidad: al igual que ocurre con la pista, las condiciones ambientales son las mismas para todos los jugadores del partido y afectan a todos por igual. Adáptate!
- Nuestro físico
Quizá llevamos un tiempo sin jugar a pádel, en ese caso, la inactividad física será la excusa elegida ante cualquier posible derrota: «falta de ritmo», «no he conseguido entrar en el partido», «el calentamiento ha sido insuficiente»…
Realidad: puede que lleves un tiempo de inactividad, pero la mejor forma de solucionarlo es jugando. Siempre que tengas oportunidad, salta a la pista!
Ahora que ya conoces las excusas más frecuentes y la forma de afrontarlas, es hora de ser honestos con nosotros mismos, con nuestro compañero y rivales y reconocer la derrota cuando llega. Nos guste o no, en ocasiones nos toca perder, pero lo que no podemos dejar de hacer es disfrutar del pádel.